Por Anna Sanchez
Buscando un estímulo que me guiara para comenzar a hablar de un tema tan complejo como lo es la teoría del Plan Cósmico de la Dra. Montessori, me encontré con una carta publicada a modo de manifiesto como una editorial del periódico El País (España) en el año 2000, que me hizo volver a sorprenderme del carácter visionario de María Montessori. Esa comienza hablando de la situación crítica del saber y el conocimiento en nuestros días.
La proliferación actual de las disciplinas académicas y no-académicas conducen a un crecimiento inmedible del saber que nos hace imposible cualquier visión global del ser humano. Por otra parte, vemos que sólo una conciencia que comprenda la dimensión planetaria de los conflictos actuales podrá enfrentarse a la complejidad de nuestro mundo, al reto contemporáneo de la autodestrucción material y espiritual de nuestra especie. La vida está seriamente amenazada por una tecnocracia que sólo obedece la lógica de la eficacia por la eficacia. Vivimos en la disyuntiva de un saber cada vez más acumulativo y un ser interior cada vez más empobrecido lo cual ha tenido y tiene consecuencias catastróficas tanto en lo individual como en lo social. Y es que el crecimiento del saber, aumenta las diferencias entre aquellas personas que los poseen y los que no, engendrando importantes desigualdades en el seno de los pueblos y entre las naciones de nuestro planeta.
Todos estos desafíos tiene sin duda, su contra parte de esperanza y quizás a largo plazo, este crecimiento majestuoso del saber pueda conducir a una evolución comparable tal vez, al paso de los homínidos a la especie humana.
Para ello, la Dra. Montessori aclara que la educación primaria no pretende de ninguna manera abarcar todo el conocimiento que ha acumulado el ser humano durante 4 millones de años de historia, sino dar al niño una visión global e integradora de la realidad dándole la oportunidad de profundizar en aquellas cosas hacia las cuales muestra un mayor interés.
La realidad física, química y biológica del universo funciona con un orden y exactitud perfectos que obedecen a lo que M.M llamó el Plan Cósmico, que no es otra cosa que el equilibrio natural del universo donde todo esta interconectado en forma armónica y en permanente evolución. Si lo vemos de esta manera, todos los seres; vivos y no vivos mantienen este estado de interrelación y armonía a través de una especie de guía inconsciente que tiene su origen en Dios (poder superior). La humanidad como especie dotada de conciencia, tiene por tanto, un compromiso muy especial en el desarrollo y el cumplimiento de este Plan Cósmico.
Según la Dra. Montessori, el ser humano como especie, tiene la misión de actuar sobre su medio ambiente, de crear y transformar lo que llamamos la supra-naturaleza, es decir, la cultura, la civilización. La intención de lo que llamamos Educación cósmica es entonces, brindar a las nuevas generaciones de individuos una preparación que haga emerger una conciencia unificadora de la humanidad como un solo organismo. Nosotros no vemos esto como un ideal, sino como un hecho dado y observable en la realidad. Todo, desde el más ínfimo organismo microscópico hasta los gigantescos planetas y galaxias cumple con su función cósmica y la observación de estos hechos resulta fascinante para el niño del segundo plano de desarrollo (6−12). Nosotros pensamos que a través de esta observación de los hechos que han determinado la realidad tal y como la percibimos ahora, se despierta en el niño un sentido del autoconocimiento que le ayuda a encontrar su lugar en el espacio y su tarea en el tiempo que le toca vivir. El guía de taller, no debe perder esta visión global del conocimiento, y trabaja dando al niño estas llaves al conocimiento, estas presentaciones clave que permitirán al niño encontrar nuevas relaciones entre las cosas que nosotros quizás no hubiéramos imaginado jamás.
Esta visión integradora y totalizadora del conocimiento que en forma revolucionaria y casi premonitoria, supo integrar María Montessori a la práctica educativa, dio origen a lo que hoy un grupo de sociólogos postulan (en su Teoría del Pensamiento Complejo), como visión transdisciplinaria y que se en el postulado de que:
“La dignidad del ser humano (no es sólo individual, sino que) es también de orden cósmico y planetario. La operación del ser humano sobre la tierra es una de las etapas de la historia del universo. El reconocimiento de la tierra como patria es uno de los imperativos de la transdiciplinariedad. Todo ser humano tiene derecho a una nacionalidad, pero, a título de habitante de la tierra, él es al mismo tiempo un ser transnacional.”
Y finalmente:
“Una educación auténtica no puede privilegiar la abstracción en el conocimiento. Debe enseñar a contextualizar, a concretar y globalizar. La educación transdisciplinaria reevalúa el rol de la intuición, del imaginario, de la sensibilidad y del cuerpo en la transmisión de conocimientos y el proceso de aprendizaje”.